La estrategia de internacionalización desencadena un proceso de gestión complejo puesto que exige la superación de nuevas dificultades que, en su caso, no encontramos en el mercado doméstico (ej. trabas y trámites aduaneros, certificaciones y normativas técnicas, diferencias culturales e idiomáticas, contratación del transporte y logística internacionales, aseguramiento del cobro, cobertura de la fluctuación del tipo de cambio, etc.). Por ello, es necesaria la dedicación de recursos financieros y humanos añadidos, y no sólo cuando la empresa decide iniciar este proceso sino, también, cuando ésta decide ampliar y diversificar sus mercados internacionales. Para minimizar los riesgos e implementar las acciones de la manera.